miércoles, 10 de enero de 2007

LA DEUDAS DE LA ESPAÑA EUROPEA CON LA REPÚBLICA

Recientemente en España se han venido encontrando una série de fosas comunes con víctimas de la Guerra Civil Española.
Estos descubrimientos dejan claro que los paseos, como se les conocía a las desapariciones en mitad de la noche que practicaban ambos bandos, eran, desgraciadamente, algo habitual durante el conflicto. La principal diferencia es que en la actualidad los parientes de los desaparecidos del bando republicano son víctimas de una estructura jurídica que les previene beneficiarse de los programas y servicios que se les otorgan a los partidiarios de Franco, quienes en su momento fueron calificados por el régimen como “Los Caídos por Dios y por la Patria”, además que las víctimas del bando republicano superan por mucho a las del bando nacionalista. Ejemplo de esto es que recientemente el estado español gastó millones de pesetas en exhumar y repatriar de Rusia los cadáveres de varios voluntarios de la División Azul, que Franco enviara como muestra de amistad hacia Adolfo Hitler, con el fin de ayudar a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Esto lo denuncia la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica, quienes han llevado este caso al Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la Organización de Naciones Unidas, luego que varios jueces y el gobierno del Partido Popular rehusáran comenzar una investigación sobre los desaparecidos.
El silencio acerca de la existencia y ubicación de las fosas comunes a treinta años de la muerte de Franco representa una acusación formal del papel clasista, cobarde y colaboracionista que jugaron los partidos politicos “constitucionalistas” tanto de izquierda como de derecha, al igual que todas la organizaciones obreras, quienes no solo toleraron sino que encubrieron los crímenes cometidos por los nacionalistas.
Durante treinta y seis años Franco gobernó a España por medio del terror, y los parientes y amigos de los desaparecidos temían perder sus vidas si se expresaban libremente. Luego de la victoria de Franco en 1939, grandes cantidades de personas sirvieron sentencias de cárcel, otras muchas, fueron denunciadas a la autoridades y sentenciadas a muerte.
Cuando Franco murió en 1975, el Partido Comunista, el Partido Socialista y los sindicatos obreros negociaron una “transición pacífica” a la democracia bajo la consignia, Olvidar y Perdonar, que le diera amnistía política a los fascistas. Ni una sola de las víctimas del régimen franquista ha sido reconocida, compensada, enterrada adecuadamente u honrada, mientras que El Valle de los Caídos representa uno de los muchos, y el más significativo, monumentos o insignas oficiales que elogian como “libertadores”, “heroes” ó “mártires”a los caídos en un bando que finalmente fue el autor de una sistemática infracción a los derechos humanos fundamentales.
Después de la muerte de Franco, parientes de los desaparecidos comenzaron una campaña para abrir las fosas y hasta empezaron a abrir varias con sus propios medios. Cuando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) llegó al poder en 1982, utilizó el intento de golpe militar del 23- F del 1981, cuando el general Tejero invadió el Congreso de los Diputados, para olvidarse del asunto usando como excusa que “tememos resuscitar las pasiones bestiales de la Guerra Civil”.
Las fosas se esparcen por toda España, y los familiares temen que la memoria de sus desaparecidos se olvide pronto. Por eso muchas personas mayores dibujaron mapas de los lugares donde saben que yacen sus muertos, y se los entregaron a sus hijos para que lo guardaran bajo seguro. Por décadas se han velado y venerado estas fosas no marcadas. Según cierto informe, hay más de 30,000 soldados republicanos, militantes y otros adversarios de la dictadura fascista de Franco enterrados en estas fosas. Las víctimas fueron capturadas o detenidas durante la Guerra Civil y luego ejecutadas sumariamente por los falangistas o las tropas franquistas durante los días y meses que siguieron a la guerra. Sus cadáveres fueron depositados en fosas, excavadas con apremio, a un lado de las carreteras, al fondo de precipicios, o en medio de los campos.
De acuerdo a los militantes de la Asociación, varias de las numerosas fosas comunes excavadas contienen más de mil cadáveres, específicamente en Oviedo y Gijón al norte del país, en Teruel al este, y en Sevilla al sur. Se cree que la tumba mayor, cerca de Mérida, contiene más de 3,500 cadáveres.
La Asociación espera poder indentificar, entre otros, los restos de Federico García Lorca, famoso poeta y dramaturgo que en agosto, 1936, fuera asesinado y enterrado en una cuneta. Nunca se le ha reconocido públicamente desde que fuera asesinado, y tampoco ha sido honrada su memoria a pesar de ser una de las figures más importantes de la literatura castellana del siglo XX.
Montserrat Sans, quien es el abogado de la Asociación que llevó el caso ante las Naciones Unidas, asegura que “La transición de España a la democracia tomó lugar ignorando el deber, internacionalmente reconocido, de investigar seria y sistemáticamente las infracciones de los derechos humanos”.
El caso de las fosas comunes españolas le hace burla a la supuesta preocupación que los países “imperialistas” occidentales han mostrado acerca de la posibilidad de fosas comunes en los Balcanes, Afganistán, Irak o cualquier otro país que sea objetivo de su interés. El mismo juez Baltasar Garzón, hizo gran causa acerca de los desaparecidos chilenos cuando el dictador militar Augusto Pinochet fue arrestado e imputado de cargos criminales cuando se encontraba en Londres. Es difícil imaginar que Garzón no supiera nada de las fosas comunes en su propio país, pues era miembro dirigente del sistema jurídico y del gobierno socialista de 1982 a1996.
Esta doble moral, particularmente del PSOE o de IU, constituye una traición al espíritu de la II República de la que fueron miembros. La “transición pacífica a la democracia” no sólo cubrió los delitos de la dictadura franquista, sino que previno al pueblo español hacerle frente a su propio pasado. A millones de jóvenes españoles se les mantiene ignorantes de los sucesos revolucionarios que tomaron lugar en su país durante la década del 30, así como también del papel contrarrevolucionario de las diferentes organizaciones que los traicionaron. Si la República hubiera tenido éxito, el curso de la historia mundial habría cambiado, pues la Guerra Civil Española fue el escenario de la confrontación de las ideologías que regirían al mundo en la segunda mitad del siglo XX. La Guerra Civil es considerada como una guerra romántica, poética, llena de utopía. La apertura y la investigación de las fosas podría ofrecer la oportunidad de resuscitar algunas de estas invaluables lecciones, que a la España “europea” le vendría muy bien.

Sebastián del Amo

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