domingo, 21 de enero de 2007

El pequeño gigante


A veces los jugadores entran en los clubes a contramano. Eso es lo que sucedió con Saviola en el Barcelona. Entró en el club en un momento de inestabilidad, de cambios de directiva, entrenador y jugadores. En esas condiciones, cuesta asentarse en el equipo a cualquier jugador y más a alguien que viene de otra competición, muy joven, y con unas circunstancias personales difíciles por la enfermedad de su padre.

No es fácil sobreponerse a determinados obstáculos que se presentan en la carrera de un futbolista. Existen muchos ejemplos de jugadores con grandes condiciones que se han apagado incomprensiblemente.

A mí me alegra sobremanera el buen momento de Saviola porque es un jugador muy completo y una persona extraordinaria. Es un jugador de los que siempre valoran los entrenadores, no sólo por su rendimiento en el equipo a base de goles y juego; también debe tenerse en cuenta su aportación al grupo en su comportamiento. Javier es un chico tremendamente positivo, nunca está de mal humor, no se queja, es muy querido por sus compañeros, es humilde y tiene una gran capacidad para integrarse. Sabe responder a las expectativas y cómo comportarse en cada momento.

En el Mundial sub 20 de Argentina, él tuvo que asumir un papel de líder. Ya era una figura reconocida en River y en aquella selección le correspondió liderar un grupo que tenía la obligación de ganar el campeonato jugando bien, porque se jugaba en casa. No le pesó la responsabilidad y cumplió con creces en medio del dolor personal por la grave enfermedad de su padre. Nunca se quejó y su actitud fue un ejemplo para todos. Por eso no me sorprende que no se haya desmoronado cuando se dudaba de él en Barcelona y se le cedió al Mónaco y al Sevilla. Saviola es un luchador nato, además de un gran futbolista.

A veces los entrenadores quieren jugadores grandes y fuertes porque piensan que de esta forma se le hace más daño a las defensas. El Conejo demuestra que el fútbol admite que puedan practicarlo todas las tipologías humanas siempre que cumplan el principal requisito: saber jugar. Y Saviola juega muy bien al fútbol. Es rápido y muy preciso, tiene mucha técnica, sentido de anticipación y viveza. Por eso siempre está bien perfilado para el gol. Por eso puede hacer goles de rebote, de cabeza, en velocidad, con poco ángulo, con espacios libres, sin ellos. Siempre hará goles y jugadores como él no abundan. Uno no debe llevarse a engaño por su baja estatura. Si le dan confianza meterá más de 20 goles esta temporada y las próximas. Sin olvidar un detalle importante: el juego del Barcelona le favorece notablemente por la muy buena técnica de sus compañeros. Y a los compañeros técnicos (Ronaldinho, Eto'o, Deco, Iniesta, Xavi, Messi, etc.), les conviene un delantero que sepa leer el juego, que pueda buscar un balón en velocidad, jugar en el área y, a su vez, descargar una pared, realizar un desmarque interesante o dar un pase de gol.

Sucede muchas veces que resulta difícil valorar lo de casa, y se busca en otros escaparates relucientes lo que se tiene en abundancia en el salón. Estoy convencido que un secretario técnico tan inteligente como Beguiristain, y un entrenador tan capaz como Rijkaard no dejarán escapar a ese pequeño gigante.

José Pékerman fue seleccionador de Argentina en el Mundial de Alemania 2006.

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